El cantaor Juan Ramírez Sarabia, conocido como Chano Lobato, falleció en la noche del domingo en su domicilio de Sevilla tras una larga enfermedad. El considerado como último rey del cante hondo llevaba tiempo gravemente enfermo, y un fallo cardíaco acabó con su vida. La diabetes que padecía le tenía postrado en cama, e incluso fuentes de su entorno señalan que los últimos días había permanecido inconsciente. Chano Lobato había nacido en Cádiz en 1927, justo cuando en la vecina capital hispalense se fraguaba una de las generaciones más destacadas de las letras españolas. Desde muy pequeño se sintió atraído por el baile, y tras quedarse huérfano empezó a ganarse la vida recorriendo las tabernas y los tablaos de la ciudad, donde coincidió con Antonio El Herrero.En el destacan su maestría en los cantes de Cádiz, como alegrías, cantiñas o tanguillos, pero también era capaz de interpretar como pocos malagueñas, soleares y seguiriyas o los cantes de ida y vuelta, a los que imprimía "su personalidad con verdadera intensidad anímica, haciendo vibrar al público con su duende". Desde su entorno destacan también la especial habilidad que tenía para contar historias, anécdotas o invenciones, especialmente relacionadas con las aventuras que vivió como cantaor.
Desde aquí mandar a toda su familia muchos ánimos y que sepan que este gran hombre y gran cantaor estará por siempre en la historia que marcó el cante flamenco.
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